La cabra y el caballo: adaptación de la fábula de Tomás de Iriarte
Una cabra estaba escuchando atentamente el sonido de un violín que sonaba muy bonito. Estaba tan contenta que le daban ganas de bailar. Mirando a un caballo que también estaba escuchando, la cabra le dijo:
—¿Oyes esa música tan hermosa? Pues esas cuerdas del violín están hechas de las tripas de una cabra que fue mi amiga. ¡Quién sabe! Tal vez un día también puedan hacer música con mis tripas cuando ya no esté.
El caballo, sorprendido, le respondió: —Bueno, eso es porque también usan los pelos de mi cola para tocar el violín. A mí me dolió cuando me los arrancaron, pero al menos estoy aquí para ver cómo se usan y disfrutar de la música que ayudé a crear. Pero tú, cabra, ¿cuándo podrás ver el resultado? Solo después de que ya no estés.
Moraleja de la fábula La cabra y el caballo
Algunos creen que su trabajo será valorado solo después de que ya no estén, pero es mejor disfrutar de lo que hacemos mientras vivimos.