Una zorra y un dragón: adaptación de la fábula de Fedro
Había una vez una zorra que estaba cavando su cueva, haciendo túneles más y más profundos para crear un hogar seguro. Mientras cavaba, llegó accidentalmente a la cueva de un dragón que estaba vigilando un gran tesoro. Al ver al dragón, la zorra se disculpó rápidamente:
— Perdona mi intromisión —dijo—, pero ya que estoy aquí, me pregunto por qué cuidas ese tesoro con tanto esfuerzo. Si no puedes disfrutarlo ni compartirlo, ¿para qué te sirve?
El dragón, algo molesto, respondió:
— No me corresponde disfrutar de este tesoro. Júpiter, el gran dios, me ordenó que lo vigilara, y eso es lo que hago. No puedo tomar nada para mí ni dejar que otros lo hagan.
La zorra, pensando en lo inútil que parecía su esfuerzo, dijo con valentía:
— Si no puedes usarlo ni compartirlo, ¿qué sentido tiene? Alguien que solo guarda lo que no puede disfrutar no es afortunado. ¡Ni siquiera los dioses desean tanta avaricia!
Moraleja de la fábula Una zorra y un dragón
La riqueza que no se aprovecha ni se comparte es tan inútil como si no existiera.