Un hombre y un perro: adaptación de la fábula de Fedro
Un hombre fue mordido por un perro rabioso y, recordando que había oído un remedio, le arrojó al perro un pedazo de pan empapado en su propia sangre, pensando que eso aliviaría su herida.
Esopo, al verlo, le advirtió: —No hagas eso donde otros perros puedan verlo, o creerán que morder a las personas trae recompensa, y podrían volverse aún más agresivos.
Moraleja de la fábula Un hombre y un perro
No es bueno premiar las malas acciones, ya que otros podrían imitarlas para obtener beneficios.