El sapo y el mochuelo: adaptación de la fábula de Tomás de Iriarte
Un día, un mochuelo estaba escondido en el tronco de un árbol, muy tranquilo en su hogar. Un sapo que pasaba por allí lo vio asomarse un poco y, curioso, le dijo:
—¡Oye, amigo mochuelo! ¿Por qué no sales y te dejas ver? A ver si eres bonito o feo.
El mochuelo, que era algo tímido, le contestó desde su escondite: —No soy el más guapo, por eso prefiero quedarme aquí, sin que todos me vean. Pero tú, que siempre estás saltando de día y mostrándote a todos, ¿no estarías mejor escondido si no tienes nada bueno que enseñar?
El sapo se quedó callado, porque entendió que el mochuelo tenía razón.
Moraleja de la fábula El sapo y el mochuelo
Si algo no está bien hecho, es mejor guardarlo y trabajar en mejorarlo, en lugar de querer llamar la atención.