El ratón y la rana: adaptación de la fábula de Esopo
Un ratón hizo amistad con una rana, y un día, la rana invitó al ratón a su casa, al otro lado del estanque. El ratón, que no sabía nadar, estaba preocupado por cómo podría cruzar el agua, pero la rana le aseguró que no habría problema.
—No te preocupes, te llevaré yo —le dijo la rana—. Ataremos una cuerda a mi pata y la otra a la tuya, y te arrastraré mientras nado.
El ratón, confiado, aceptó la propuesta, y la rana ató la cuerda entre ellos. Cuando empezaron a cruzar el estanque, la rana, con malas intenciones, comenzó a sumergirse en el agua, arrastrando al ratón tras ella. El ratón, que no podía nadar, empezó a ahogarse, luchando desesperadamente por respirar, mientras la rana se divertía con su sufrimiento.
Sin embargo, mientras el ratón se hundía en el agua, una comadreja que pasaba volando por ahí vio lo que sucedía. La comadreja, sin perder tiempo, descendió rápidamente y atrapó al ratón en sus garras para llevárselo como presa. Como el ratón seguía atado a la rana, la comadreja también se llevó a esta última.
Así, tanto el ratón como la rana pagaron el precio: el ratón por confiar en alguien malintencionado y la rana por su traición.
Moraleja de la fábula El ratón y la rana
La traición y las malas acciones contra los demás pueden volverse en contra de quien las comete.