El lobo hambriento: adaptación de la fábula de Esopo
Un lobo, que llevaba varios días sin comer, vagaba por el bosque buscando algo para saciar su hambre. Tras un largo tiempo sin encontrar alimento, se topó con una pequeña cueva en la que solían refugiarse algunos pastores con sus ovejas.
Pensando que tal vez habría algo dentro, el lobo entró, pero la cueva estaba vacía; los pastores y sus ovejas ya se habían marchado. Sin embargo, el lobo, desesperado, comenzó a lamer los restos de pieles y huesos que habían quedado, intentando encontrar algún rastro de carne.
Al final, al no conseguir saciarse, el lobo salió de la cueva diciendo:
— ¡Qué mal me va! Me he esforzado por encontrar alimento, pero solo he conseguido desgastar mis fuerzas y aumentar mi hambre.
Moraleja de la fábula El lobo hambriento
La desesperación puede llevarnos a tomar malas decisiones que, en lugar de ayudarnos, empeoran nuestra situación.