El hombre y la piedra: adaptación de la fábula de Fedro
Un día, un hombre caminaba por un sendero cuando, de repente, tropezó con una gran piedra en medio del camino. Molesto, se frotó el pie y miró la piedra con enojo.
—¡Qué molesta es esta piedra! —exclamó—. ¿Quién la habrá dejado aquí? Podría hacer que alguien se lastime, como me ha pasado a mí.
El hombre siguió caminando, quejándose, pero no hizo nada para mover la piedra de su lugar.
Un rato después, otro caminante pasó por el mismo camino y también tropezó con la piedra. Pero en lugar de solo quejarse, se agachó y la apartó a un lado.
—Así nadie más se tropezará con ella —dijo, sonriendo.
El primer hombre, al volver por el mismo camino más tarde, se dio cuenta de que la piedra ya no estaba allí y pensó:
—Si hubiera movido la piedra yo mismo, habría hecho el camino más seguro para todos desde el principio.
Moraleja de la fábula El hombre y la piedra
Es mejor resolver los problemas cuando los encontramos en lugar de solo quejarnos. Ayudar a otros, incluso con pequeñas acciones, puede hacer una gran diferencia.