El gusano de seda y la araña: adaptación de la fábula de Tomás de Iriarte
Había una vez una araña muy apresurada que tejía su tela de araña a toda velocidad. Desde temprano, había empezado su trabajo y se sentía orgullosa de lo rápido que lo hacía. Mientras tejía y tejía, se dio cuenta de que cerca de ella había un gusano que estaba trabajando lentamente en su capullo, envolviéndose con mucha paciencia.
La araña, con una sonrisa burlona, se acercó al gusano y le dijo: —¿Qué te parece mi tela, señor gusano? ¡Mírala bien! ¡La empecé esta mañana y estará lista antes del mediodía! ¿Verdad que es fina y hermosa?
El gusano, que la observaba sin prisa, le contestó con calma: —Tienes razón, araña, tejes muy rápido… ¡Y así está la tela!
Y mientras la araña terminaba su frágil telaraña, el gusano seguía en silencio, construyendo un capullo fuerte para su gran transformación.
Moraleja de la fábula El gusano de seda y la araña
Las cosas hechas con paciencia y cuidado suelen ser más fuertes y duraderas que las hechas con prisa.