El caminante y el cuervo: adaptación de la fábula de Fedro
Un día, un caminante iba por un sendero cuando vio un cuervo que volaba en círculos sobre su cabeza. El caminante, supersticioso, se detuvo y pensó que el ave podría estar anunciando algún mal presagio.
—¡Oh no! —se dijo—. Este cuervo debe estar augurando algún peligro cercano. Tal vez deba regresar, podría ocurrirme algo terrible.
Pero tras reflexionar un momento, el caminante se rió de sí mismo y dijo en voz alta:
—¿Por qué debería preocuparme por lo que haga un cuervo? Él sigue su camino en el aire y yo el mío en la tierra. Si algo malo ha de pasar, no será por causa de un ave.
Y así, el caminante continuó su camino sin dejarse llevar por las supersticiones.
Moraleja de la fábula El caminante y el cuervo
No debemos dejarnos influenciar por supersticiones o presagios sin fundamento. La prudencia y la razón deben guiar nuestros pasos, no el miedo a señales sin sentido.