El águila, la corneja y la tortuga: adaptación de la fábula de Fedro
Un día, un águila divisó a una tortuga que caminaba lentamente por el suelo. Al ver su caparazón duro, el águila se preguntó cómo podría abrirlo para devorar a la tortuga. Justo en ese momento, apareció una corneja que, al percatarse del deseo del águila, decidió intervenir.
—¡Querida amiga águila! —dijo la corneja—. Sé cómo puedes romper el caparazón de la tortuga. Solo tienes que elevarla en el aire y dejarla caer desde una gran altura sobre las rocas. Así se romperá y podrás comerla fácilmente.
El águila, siguiendo el consejo de la corneja, tomó a la tortuga con sus garras y voló alto por el cielo.
Luego, la soltó desde lo alto, y la tortuga cayó sobre unas rocas, rompiendo su caparazón. La corneja y el águila rápidamente descendieron para disfrutar de su festín.
La pobre tortuga, que pensaba estar protegida por su duro caparazón, no pudo evitar su destino.
Moraleja de la fábula El águila, la corneja y la tortuga
A veces, no importa cuán protegido o seguro te sientas, la astucia de otros puede superar incluso las defensas más fuertes.