Los perros hambrientos: adaptación de la fábula de Esopo
Unos perros hambrientos caminaban cerca de un arroyo cuando, de repente, vieron unas pieles flotando en el agua. Pensaron en lo delicioso que sería alcanzarlas y disfrutarlas, pero el agua estaba demasiado profunda y no podían llegar a ellas.
Entonces, uno de los perros sugirió:
—¡Si bebemos toda el agua, podremos acercarnos fácilmente y tomar las pieles!
Todos los perros estuvieron de acuerdo y comenzaron a beber desesperadamente, esperando que el nivel del agua bajara. Pero bebieron tanto, y tan rápido, que sus estómagos se llenaron demasiado, y algunos de ellos terminaron reventando de tanto beber antes de lograr alcanzar las pieles.
Moraleja de la fábula Los perros hambrientos
No siempre el camino más rápido es el más seguro. A veces, la impaciencia puede llevar a consecuencias desastrosas.