Los dos loros y la cotorra: adaptación de la fábula de Tomás de Iriarte
Había una vez una señora que regresó de Santo Domingo y trajo consigo dos loros. Estos loros eran muy especiales: uno hablaba francés y el otro español. Y es que en la isla de donde venían, una parte es francesa y la otra española. Así que cada uno había aprendido a hablar en el idioma de su lado de la isla.
La señora los puso juntos en el balcón, y ¡vaya lío que se armó! Los loros empezaron a hablar cada uno en su idioma, mezclando palabras de aquí y de allá. El loro francés decía algunas palabras en español y el loro español intentaba hablar en francés. Pero al final, los dos loros acabaron sin saber hablar bien ni en francés ni en español.
Al ver la confusión, la señora decidió separarlos. El loro francés, al estar solo, pronto dejó de decir las palabras en español y se concentró en hablar solamente en francés. Pero el loro español, ¡no pudo olvidar las palabras en francés! Incluso, pensaba que hablar así lo hacía parecer muy inteligente y elegante.
Un día, el loro español pidió su comida usando palabras en francés y español al mismo tiempo. Desde el balcón de enfrente, una cotorra muy culta soltó una gran carcajada al escucharlo.
El loro español, algo enfadado, le replicó a la cotorra, pero ella le contestó con orgullo: —¡Prefiero hablar en mi propio idioma, como debe ser!
Moraleja de la fábula Los dos loros y la cotorra
A veces, al querer parecer interesantes o diferentes, mezclamos cosas sin darnos cuenta de que es mejor ser claros y auténticos.