El zapatero que decía ser médico: adaptación de la fábula de Fedro
Un zapatero, cansado de su oficio y sin obtener muchas ganancias, decidió emprender un nuevo camino. Compró algunos remedios y proclamó ser médico, con la esperanza de ganar más dinero.
Para promover su fama, inventó una poción que decía ser un antídoto poderoso y comenzó a venderla a la gente como cura para todos los males. La gente empezó a confiar en él debido a sus palabras ingeniosas.
En esa ciudad, el rey cayó gravemente enfermo. Deseando probar la habilidad de este nuevo «médico», el rey pidió un vaso con agua y, fingiendo que contenía un veneno, le ordenó al zapatero que bebiera su propio «antídoto».
Aterrorizado por la posibilidad de morir, el zapatero confesó la verdad: no era médico y su fama se debía únicamente a la credulidad de la gente.
El rey entonces reunió al pueblo y les advirtió: —¿Cómo es posible que confiéis vuestras vidas a un hombre al que ni siquiera confiaríais el cuidado de vuestro calzado?
Moraleja de la fábula El zapatero que decía ser médico
La charlatanería y la falta de sentido crítico permiten que personas sin escrúpulos se aprovechen de los demás.