El perro en el pesebre: adaptación de la fábula de Esopo
Un perro, buscando un lugar cómodo para descansar, entró en un establo y se acostó en el pesebre lleno de heno, donde los bueyes iban a comer. Cuando los bueyes se acercaron hambrientos para comer el heno, el perro les gruñó y les mostró los dientes, impidiéndoles alimentarse.
Uno de los bueyes, molesto por la actitud del perro, le dijo:
— ¡Qué egoísta eres! Tú no puedes comer el heno, pero tampoco dejas que nosotros, que sí podemos, lo hagamos.
Moraleja de la fábula El perro en el pesebre
No seas mezquino ni envidioso; no impidas a otros disfrutar de lo que tú no puedes o no necesitas.