El molinero, su hijo y el burro: adaptación de la fábula de Esopo
Un molinero y su hijo iban con su burro camino al mercado. Mientras caminaban junto al burro, pasaron por un grupo de personas que se burlaban de ellos.
— ¡Qué tontos! —decían—. Tienen un burro y van caminando. ¿Por qué no montan en él?
El molinero, queriendo evitar las críticas, puso a su hijo sobre el burro y siguieron su camino. Pero poco después, otro grupo de personas los vio y comentó:
— ¡Qué desconsiderado ese joven! Va montado cómodamente mientras su pobre padre tiene que caminar.
Al oír esto, el molinero hizo que su hijo bajara y se montó él en el burro. No mucho después, encontraron a otras personas que dijeron:
— ¡Qué vergüenza! Un hombre fuerte montado mientras el pobre muchacho tiene que caminar.
Queriendo evitar más críticas, el molinero subió también a su hijo al burro. Sin embargo, al poco tiempo, otro grupo de personas les gritó:
— ¡Qué crueldad! ¡Pobrecito burro! ¡Llevan demasiado peso!
Finalmente, tratando de complacer a todos, el molinero y su hijo decidieron cargar al burro entre los dos. Mientras cruzaban un puente, el burro, incómodo por la situación, perdió el equilibrio y cayó al río.
Moraleja de la fábula El molinero, su hijo y el burro
Intentar complacer a todos puede llevar a la ruina. Es mejor actuar según lo que uno cree correcto.