Cuento: El gato negro y la luna de Halloween
En un pequeño pueblo rodeado de colinas suaves y campos de trigo dorado, vivía un gato negro llamado Sombra. Su pelaje era tan oscuro como la noche sin luna, y sus ojos brillaban como esmeraldas bajo cualquier rayo de luz. Pero, aunque era un felino de naturaleza gentil y juguetona, los aldeanos lo consideraban un presagio de mala suerte.
Cada día, Sombra deambulaba por las calles empedradas del pueblo, observando la vida cotidiana desde las sombras. Una noche bajo el alero de una librería, Sombra escuchó a Don Gregorio contar a los niños una leyenda: —La luna llena de Halloween puede cambiar la suerte de un gato negro para siempre—. Inspirado, Sombra decidió que esta noche de Halloween sería su oportunidad de cambiar no solo su destino, sino también el prejuicio contra todos los gatos negros.
El otoño avanzaba, trayendo noches frías y hojas que danzaban al viento. Sombra sabía que cada noche lo acercaba más a su gran momento bajo la luna de Halloween. Comenzó a buscar el lugar perfecto para su danza mágica, un lugar que fuera privado y especial.
Cada noche, al caer el sol, Sombra saltaba ágilmente sobre los tejados del pueblo. Desde las tejas rojas y desgastadas de la panadería hasta las frías lajas de piedra de la iglesia, cada paso era medido y silencioso. Los tejados ofrecían no solo la altura necesaria para una vista sin obstrucciones, sino también un momento de paz lejos de las supersticiones de los aldeanos.
Continuó su búsqueda y finalmente, cruzando el viejo puente hacia los campos, encontró el lugar perfecto: una colina solitaria con un antiguo roble en su cima. Era el escenario perfecto, donde el viento parecía susurrar palabras de aliento.
Allí, empezó a practicar sus movimientos para la noche cuando bailaría bajo la luna llena, dispuesto a cambiar su suerte para siempre. Cada noche, bajo el brillo de las estrellas, ensayaba su coreografía, diseñada para contar su historia y su deseo de cambio. Ahora, con el corazón lleno de valentía y los ojos reflejando las estrellas, Sombra estaba listo para enfrentar su destino.
Una noche, mientras practicaba, un joven zorro se acercó, cautivado por la vista del gato bailando solo bajo la luna.
—¿Qué haces aquí solo, gato? —, preguntó el zorro, entre divertido y asombrado.
—No estoy solo—, respondió Sombra, continuando su danza. —Estoy con la luna y con las estrellas. Estoy cambiando mi suerte.
El zorro, intrigado, se quedó a mirar y pronto otros animales del bosque se unieron. Una lechuza, conejos y más se congregaron, atraídos por la danza de Sombra y su historia de cambio.
Animado por su nueva audiencia, Sombra compartió la leyenda del gato negro bajo la luna llena de Halloween. Los animales, algunos emocionados y otros escépticos, se sintieron cautivados por la idea de cambiar la suerte propia y ajena mediante una danza en lo alto de un monte.
La esperada noche de Halloween finalmente llegó, envolviendo al pueblo y sus alrededores en un velo de misterio y luz de luna. La luna llena, resplandeciente, iluminaba la colina donde Sombra y sus amigos del bosque estaban reunidos para una noche única.
Sombra, en el centro de la colina, comenzó a bailar bajo la luz lunar, moviéndose con una elegancia y gracia que transformaba el aire a su alrededor. Los animales se unían de vez en cuando, cada uno aportando su propio movimiento a la danza. El zorro trotaba suavemente alrededor de Sombra, los conejos daban saltos pequeños y alegres, y la lechuza aleteaba bajo, casi rozando el suelo con sus alas majestuosas.
Desde el pueblo, los aldeanos, atraídos por el resplandor inusual y los rumores de un acontecimiento mágico, observaban con asombro. Contemplaban cómo un gato negro, antes temido y evitado, se convertía en el corazón de un espectáculo lleno de belleza y armonía.
—¿Pueden creer lo que estamos viendo? —, murmuró una mujer mayor al grupo que la acompañaba, su voz cargada de asombro y emoción.
De repente, un meteorito surcó el cielo como un arco brillante de luz, que parecía lanzarse directamente sobre la colina. Sombra, sintiendo el momento, realizó un salto prodigioso; parecía que intentaba alcanzar la estrella fugaz. Era el signo que había esperado, el presagio de buena suerte que necesitaba.
Unidos por el espectáculo, los aldeanos olvidaron momentáneamente sus diferencias, capturados por la magia de la noche. Al finalizar su baile, Sombra se detuvo, respirando profundamente, sintiendo cómo su corazón se llenaba de esperanza y alegría. Miró hacia el pueblo, su mirada suave y agradecida.
—Gracias a todos por creer en mí—, maulló Sombra, su voz clara y calmada cortando la brisa fresca de la noche.
La noche terminó con una gran celebración. Aldeanos y criaturas del bosque compartían historias y risas. Sombra, en el centro de todo, recibía mimos y caricias.
—Hoy comienza un nuevo capítulo para todos —pensó Sombra, mientras la luna descendía y saboreaba su nueva vida, libre y llena de luz.
A medida que pasaban los años, la historia de Sombra, el gato que había bailado bajo la luna llena, se convirtió en una leyenda del pueblo.
FIN