El regalo de los Reyes Magos: adaptación del cuento de O. Henry
Era víspera de Navidad en la ciudad de Nueva York. Della y Jim, un joven matrimonio que vivía en un modesto apartamento, enfrentaban su gran dilema. A pesar de su amor profundo, ambos eran muy pobres y tenían apenas lo suficiente para cubrir sus necesidades básicas. Della, determinada a comprarle un regalo digno a Jim, contó sus ahorros, encontrando solo un dólar y ochenta y siete centavos.
—¡Solo un dólar y ochenta y siete centavos para comprarle un regalo a Jim! —, suspiró Della mientras se dejaba caer en una vieja silla. —Necesito pensar en algo más.
Después de pensar durante horas, Della tomó una decisión drástica. Su cabello, largo y hermoso, era su mayor orgullo, y también la posible solución a su problema. Corrió a la tienda de Madame Sofronie, que compraba cabello para hacer pelucas.
—¿Cuánto me pagarás por mi cabello?, preguntó Della, esperanzada pero nerviosa.
—Te daré veinte dólares—, respondió Madame Sofronie tras examinar el lujoso cabello castaño de Della.
Con el corazón pesado pero decidida, Della vendió su cabello. Con los veinte dólares en mano, Della buscó el regalo perfecto, una cadena de platino para el reloj de bolsillo de Jim, un reloj que había sido herencia de su familia y que él valoraba enormemente. Sabía que esa cadena era el complemento perfecto para el preciado reloj de Jim.
Cuando Jim llegó a casa esa noche, Della esperaba ansiosa pero nerviosa por su reacción. Al verla, Jim se detuvo, visiblemente conmocionado.
—¡Della! ¿Tu cabello? —, exclamó, incapaz de ocultar su sorpresa.
—No te preocupes, Jim. Crece rápidamente. Mira lo que te he conseguido—, dijo Della, extendiendo la cadena del reloj.
Jim, con una sonrisa melancólica, entregó a Della su regalo, un pequeño paquete cuidadosamente envuelto. Della lo abrió con rapidez, solo para descubrir unas hermosas peinetas que había admirado en una tienda. Las peinetas eran perfectas para su cabello largo, ahora vendido.
—Mi regalo para ti—, dijo emocionado, pero también un poco triste.
Della abrió el regalo para descubrir un conjunto de peinetas ornamentadas que había admirado en un escaparate, perfectas para su antiguo cabello largo. La ironía de la situación los hizo reír y llorar al mismo tiempo.
—Vendí mi reloj para comprar tus peinetas, Della—, confesó Jim con una mezcla de humor y resignación.
—¿Cómo podré usarlas ahora? —, preguntó Della entre lágrimas.
—No importa, mi amor. Aún nos tenemos el uno al otro, y eso es más que suficiente—, le respondió Jim con ternura.
Ambos se dieron cuenta de que, aunque no podían usar los regalos que se habían dado, el verdadero regalo que compartían era el amor y sacrificio que cada uno había mostrado por el otro.
FIN
O. Henry: El Maestro del Final Inesperado
William Sydney Porter, más conocido por su seudónimo O. Henry, es una figura emblemática en la literatura estadounidense, encarnó en su trayectoria tanto los altibajos de la vida cotidiana como los giros inesperados que caracterizan sus relatos. Nacido el 11 de septiembre de 1862 en Greensboro, Carolina del Norte, y falleció el 5 de junio de 1910 en Nueva York.
Antes de convertirse en uno de los escritores más queridos de América, Porter llevó una vida variada y colorida. Trabajó como farmacéutico, lo que le proporcionó un conocimiento de las personas y sus condiciones, un rasgo evidente en la profundidad psicológica de sus personajes. Posteriormente, se desempeñó en trabajos tan dispares como dibujante en la Oficina General de Tierras y cajero en el First National Bank of Texas en Austin. Aquí, fue acusado de malversación de fondos, un cargo que lo llevó a cumplir cinco años de prisión.
Fue durante este período de encarcelamiento cuando comenzó a escribir cuentos seriamente, adoptando su famoso de O. Henry, para mantener el anonimato. En prisión, produjo algunos de sus primeros trabajos publicados, dando inicio a una prolífica carrera que eventualmente lo vería autor de más de 300 cuentos. O. Henry tenía una habilidad única para captar la ironía y la humanidad de las situaciones cotidianas, habilidades que lo convirtieron en un maestro del cuento corto. Sus obras no solo entretienen, sino que también ofrecen agudas observaciones sobre la condición humana.
Sus historias se distinguen por sus finales ingeniosos e inesperados, que pronto dieron lugar a la expresión «un final a lo O. Henry», refiriéndose a conclusiones sorprendentes y llenas de giros. Uno de sus cuentos más queridos, «El regalo de los Reyes Magos», es celebrado por críticos y lectores como un ejemplo supremo de su habilidad para combinar la observación aguda de la vida cotidiana con un giro final emocionante y emotivo. Hoy en día, aún sigue siendo una lectura obligada en muchas escuelas de Estados Unidos. La historia, que explora temas de amor, sacrificio e ironía del destino a través de la simple pero profunda experiencia de una joven pareja, sigue siendo un testimonio perdurable de su maestría narrativa.
La influencia de O. Henry en la literatura americana fue reconocida póstumamente con la creación del Premio O. Henry en 1918, un galardón destinado a celebrar la excelencia en el arte del cuento corto. A lo largo de los años, este premio ha sido otorgado a algunos de los nombres más prominentes de la literatura americana, incluyendo a William Faulkner, Dorothy Parker y Raymond Carver, quienes, cada uno a su manera, han seguido la tradición de explorar la condición humana con profundidad y originalidad.
El regalo de los Reyes Magos: Una joya de la narrativa breve en «Cuentos de Nueva York»
El cuento navideño El regalo de los Reyes Magos forma parte del recopilatorio Cuentos de Nueva York, editado por la editorial Espasa en España y traducido por León Mirlas. Esta compilación ofrece una ventana a la vida urbana de Nueva York a través de los ojos de O. Henry, quien con maestría transforma lo cotidiano en extraordinario con sus característicos finales sorpresivos. En este relato esta maestría se manifiesta con claridad. El cuento se centra en una joven pareja, Jim y Della, quienes, a pesar de vivir en la penuria, buscan darle al otro el regalo perfecto para Navidad. En un giro característico de O. Henry, ambos personajes terminan vendiendo lo que más valoran para comprar un regalo que complemente el bien más preciado del otro, solo para descubrir que sus sacrificios, aunque inútiles en términos materiales, demuestran la profundidad de su amor y devoción mutuos.
Juan Ignacio Alonso, en el prólogo de esta edición, enfatiza la habilidad de O. Henry para construir tramas basadas en el equívoco y en un juego de apariencias que se desenmascaran al final de cada relato. Esta técnica, que Alonso describe como «verdaderas vueltas de tuerca», no solo entretiene e intriga al lector, sino que también ofrece profundas reflexiones sobre la naturaleza humana y las ironías de la vida.
El regalo de los Reyes Magos no es solo un cuento sobre la Navidad, sino una exploración más profunda de la humanidad y los pequeños sacrificios que tejemos en el tapiz de nuestras relaciones. Esta historia, como muchas otras de O. Henry, deja una impresión duradera, demostrando por qué sigue siendo relevante en el estudio del cuento corto y por qué su trabajo continúa siendo estudiado y apreciado por nuevas generaciones.
Además, O. Henry emplea con frecuencia el humor y la paradoja para realzar sus relatos, haciendo que el impacto de los giros argumentales sea aún más potente. La ciudad de Nueva York, con su vibrante dinamismo y sus contrastes socioeconómicos, proporciona el telón de fondo perfecto para estas exploraciones de las apariencias frente a la realidad.
La influencia de O. Henry en la literatura de cuentos cortos se refleja en la manera en que futuros escritores han abordado temas similares. Su estilo, que combina ingenio, humanidad y una sorpresa final, ha establecido un estándar para la escritura de cuentos cortos, inspirando a generaciones de escritores a experimentar con estructuras narrativas y finales impactantes.
