Los táleros de las estrellas: adaptación del cuento de los hermanos Grimm
Había una vez una niña pequeña que era muy pobre y no tenía padre ni madre; todo lo que poseía lo llevaba consigo en un pequeño paquete. Pero, a pesar de su pobreza, era una niña buena y de gran corazón. La niña, llena de bondad y esperanza, se adentró en el bosque, aunque hacía frío y era Nochebuena.
Echó a caminar cuando al poco rato se le acercó un anciano y con una voz quebrada por la debilidad le dijo:
—Por favor, ¿me darías algo de comer? Tengo mucha hambre.
—No tengo mucho, pero estaré feliz de compartir contigo lo poco que tengo.
Ella sacó un pequeño trozo de pan que había guardado para su viaje y lo entregó al anciano.
—Toma, come esto. Yo encontraré algo más para mí. —Y siguió caminando por el bosque.
Más adelante, se encontró con un niño pequeño que le dijo:
—Por favor, ¿podrías darme algo para cubrir mi cabeza? Tengo mucho frío.
La niña se quitó su gorro y con una sonrisa se lo dio al niño.
—Toma, te ayudará a sentirte más abrigado —dijo amablemente.
Más adelante, se encontró con un niño pequeño que estaba temblando de frío, sin abrigo ni ropa abrigada. La niña, aunque solo tenía una capa vieja y desgastada, se la quitó y se la dio al niño.
—Toma mi capa —dijo con una sonrisa—. Espero que te mantenga calientito.
Y siguió caminando, ahora solo con su vestido.
Después, se cruzó con otro niño que no tenía camisa, así que se quitó la suya y se la dio.
—No tengo mucho, pero esto te ayudará un poco —le dijo con amabilidad.
Ya era de noche, y la niña se encontraba completamente sola y sin ropa. Pero no sentía miedo, porque había hecho lo correcto y su corazón estaba lleno de bondad.
Entonces, algo mágico sucedió. Miró al cielo y vio cómo las estrellas comenzaban a caer, como si fueran copos de nieve. Pero no eran solo estrellas. Cada estrella que caía se convertía en un brillante tálero de plata, y pronto el suelo a su alrededor estuvo lleno de monedas.
—¡Mira! ¡Es un regalo del cielo! —exclamó la niña, maravillada.
Rápidamente recogió los táleros de plata y, para su sorpresa, se dio cuenta de que ahora llevaba puesto un vestido nuevo y cálido, de la tela más fina que jamás había visto. La niña sonrió, sabiendo que su generosidad había sido recompensada.
Desde ese día, nunca más pasó hambre ni frío. Los taleros de las estrellas le habían dado todo lo que necesitaba, y vivió felizmente, siempre compartiendo su suerte con aquellos que la necesitaban.
FIN
Los Hermanos Grimm y la Recopilación de Cuentos Alemanes
A principios del siglo XIX, Alemania no era una nación unificada como la conocemos hoy, sino un mosaico de feudos y principados que a menudo luchaban por mantener su autonomía y características culturales distintivas. En este contexto histórico y cultural, la invasión napoleónica marcó un período de profundo cambio y desafío para la región, marcado por una ferviente exaltación del nacionalismo alemán. En este clima de fervor patriótico, se planteó la necesidad de explorar y revitalizar las raíces culturales de Alemania.
Los hermanos Grimm, nacidos en Hanau, Hesse-Kassel, habían enfrentado adversidades económicas tras la muerte de su padre. Sin embargo, gracias al apoyo de una tía, pudieron continuar sus estudios en Marburgo. A pesar de estar inicialmente destinados a estudiar Derecho, el encuentro con el encargo de Clemens Brentano, quien buscaba rescatar la poesía popular alemana, marcó un giro decisivo en sus vidas. Esta misión los inspiró a embarcarse en un proyecto aún más ambicioso que el inicialmente propuesto por Brentano y su amigo Achim von Arnim, quienes ya habían iniciado la recopilación de poesías en su obra Des Knaben Wunderhorn.
Desde 1806, los hermanos Grimm se dedicaron a la recolección y documentación de cuentos, una labor que involucró una meticulosa búsqueda de relatos orales, principalmente de narradoras mujeres del ámbito rural. Este método se eligió por considerar que ofrecía mayores garantías de autenticidad y riqueza en los detalles folclóricos. La tarea no fue fácil, enfrentándose a numerosas dificultades para encontrar y convencer a quienes poseían esos relatos transmitidos de generación en generación.
Gran parte de las historias que se incluyeron Cuentos de niños y del hogar (Kinder und Hausmärchen), publicados inicialmente en dos volúmenes en 1812 y 1815, fueron obtenidas de una mujer proveniente de una familia de hugonotes. La colección, que se expandió en 1857, es popularmente conocida como Cuentos de hadas de los hermanos Grimm. Su publicación fue un hito que trascendió las expectativas de los propios Grimm. La colección no solo contribuyó a preservar un patrimonio cultural inmenso, sino que también catapultó a los hermanos Grimm a la fama mundial. Uno de los elementos distintivos de su trabajo fue la fidelidad con que transcribieron los cuentos, evitando alterar los elementos originales de las narraciones.
No obstante, el legado de los cuentos de Grimm no ha estado exento de controversias. Durante las décadas de 1930 y 1940, la Alemania nazi utilizó estas historias como herramientas de propaganda, manipulando su contenido para servir a la ideología del régimen. A finales del siglo XX, figuras como el psicólogo Bruno Bettelheim han revalorizado los cuentos de los hermanos Grimm desde una perspectiva psicológica, destacando cómo estas historias, a pesar de su crueldad original, pueden contribuir significativamente al desarrollo emocional y psicológico. Bettelheim, en particular, argumentó que estos cuentos permiten a los niños enfrentarse simbólicamente a miedos y a aprender a manejar la adversidad. Los propios Grimm suavizaron algunos de los elementos más violentos en revisiones posteriores, reflejando una sensibilidad creciente hacia el impacto de estas narrativas en los jóvenes lectores.
Los cuentos de los hermanos Grimm no solo han capturado la imaginación de generaciones, sino que también han evolucionado significativamente desde su primera publicación. Entre 1812 y 1857, los Grimm revisaron y ampliaron su colección inicial de 157 cuentos a más de 200. Traducidos a más de cien idiomas, los cuentos de Grimm han trascendido fronteras y culturas, convirtiéndose en una parte integral del patrimonio literario mundial. Adaptaciones cinematográficas han llevado estas historias desde las páginas de libros a la gran pantalla, reimaginando los clásicos cuentos en diversos formatos y para diferentes audiencias.