¿En qué consiste el método de enseñar a dormir «Dejando llorar»?

Enseñar a un bebé a dormir es uno de los desafíos más grandes que enfrentan muchas familias, especialmente cuando el agotamiento y la falta de descanso comienzan a pasar factura. A menudo, los padres buscan métodos que les permitan mejorar las noches de sueño no solo de su pequeño, sino de toda la familia. Dentro de este abanico de opciones, existe una técnica que despierta gran interés y también controversia: la de “enseñar a dormir dejando llorar”.

En este artículo, profundizaremos en qué consiste este método, cuál es la teoría que lo respalda, cómo se ha popularizado a través del llamado método Ferber (y otras variantes parecidas), y qué beneficios y desventajas puede implicar. También abordaremos consejos prácticos para su aplicación, así como las razones por las que algunos padres y expertos están en desacuerdo con su uso. Finalmente, ofreceremos alternativas para las familias que no se sienten cómodas con este enfoque o que, tras intentarlo, no obtienen los resultados deseados.

¿Qué es el método de “enseñar a dormir dejando llorar”?

El término “dejar llorar” puede generar en ocasiones interpretaciones equivocadas. Muchas personas imaginan que se trata de abandonar por completo al bebé, ignorarlo hasta que, tras una larga sesión de llanto, se quede dormido por puro cansancio. Sin embargo, en realidad esta expresión se utiliza de manera amplia para describir varios métodos de enseñanza de sueño en los que, de manera controlada, se permite que el bebé llore durante periodos de tiempo breves antes de recibir consuelo.

Si bien el llanto no es el objetivo de la técnica —y la gran mayoría de los defensores de este método lo recalcan una y otra vez—, se reconoce que, en muchos casos, es una parte inevitable del proceso de aprendizaje del sueño para muchos niños. Esto ocurre porque, al intentar que el bebé aprenda a dormirse sin ayuda externa —sin ser acunado, amamantado o sostenido en brazos—, es normal que proteste ante el cambio y llore para reclamar el modo anterior de conciliar el sueño.

El enfoque “dejar llorar” se ha popularizado en gran medida gracias al pediatra Richard Ferber, autor del famoso libro Solve Your Child’s Sleep Problems (en español, “Solucione los problemas para dormir de su hijo”). El método que él presenta para enseñar a los niños a dormir se asocia tanto con esta dinámica que, en países como Estados Unidos, se utiliza el término “ferberizar” como sinónimo de aplicar un método de sueño basado en dejar llorar. De modo similar, en el mundo hispanohablante, el Dr. Estivill —con su libro Duérmete niño— ha dado a conocer un método en la misma línea, que también se ajusta al concepto de “dejar llorar”.

Sin embargo, es importante subrayar que Ferber nunca usa la expresión “dejar llorar” de forma literal. Él, como muchos otros expertos, considera que la intervención controlada por parte de los padres es clave, y que el llanto es un efecto secundario ocasional mientras el niño se habitúa a dormirse solo. Según numerosos pediatras, llorar es algo que está dentro de lo normal en los bebés, y los métodos de “dejar llorar” funcionan bien para muchas familias cuando se aplican de forma coherente y respetuosa con los tiempos de cada niño.

La teoría detrás del método de “dejar llorar”

La teoría fundamental en la que se sustenta el método de “enseñar a dormir dejando llorar” se basa en el concepto de que dormir de manera autónoma es una habilidad que el bebé debe aprender, igual que aprenderá con el tiempo a sentarse, gatear o caminar.

La lógica es sencilla: si tu bebé se acostumbra desde muy temprano a que lo amamanten, acunen o paseen para quedarse dormido, no tendrá oportunidades de practicar y desarrollar la habilidad de calmarse y conciliar el sueño por sí mismo. En consecuencia, cuando se despierte de manera natural a mitad de la noche —algo completamente normal tanto en adultos como en niños, debido a los ciclos de sueño— es probable que entre en pánico, pues no sabrá volver a dormirse sin los mismos estímulos (por ejemplo, los brazos de mamá o el pecho de mamá).

Por otro lado, si el niño aprende gradualmente a relajarse y quedarse dormido en su cuna, sin que la presencia física continua de sus padres sea un requisito absoluto, esta misma destreza de autocalmarse le servirá cuando se despierte en la noche o durante una siesta.

En palabras de los defensores de este método, el llanto no es un fin en sí mismo. Pero se asume que, en muchos casos, cuando se retiran ciertos apoyos (como mecer al bebé) y se invita al niño a dormirse solo, la reacción natural será llorar unos minutos antes de adaptarse. Desde esa visión, la idea es que esos momentos de llanto, si bien pueden resultar duros para los padres, generan un beneficio posterior: un mejor patrón de sueño, un niño que duerme más horas seguidas y padres que, por fin, pueden contar con un reposo adecuado.

Ferber y otros expertos que defienden el estilo “dejar llorar”

Aunque Richard Ferber sea el más conocido, no es ni de lejos el único profesional de la salud o experto en sueño que considera que ciertos periodos de llanto son inevitables en este aprendizaje. Algunos ejemplos:

  • Marc Weissbluth, autor de Healthy Sleep Habits, Happy Child, asegura que, en algunos casos, dejar que el niño llore un poco es necesario para consolidar hábitos de sueño saludables.
  • Jodi Mindell, autora de Sleeping Through the Night, presenta una versión más “suave” y progresiva del método Ferber. Ella sugiere intervenciones sistemáticas y amables, pero igualmente basadas en intervalos de espera controlada.

Pese a tener enfoques ligeramente distintos, todos coinciden en la premisa de que, para ciertos bebés, la protesta y el llanto son parte de un proceso de adaptación y no tienen por qué derivar en un daño emocional a largo plazo, siempre y cuando se acompañe con consuelo y presencia afectuosa en los momentos adecuados.

¿Cómo aplicar el método Ferber paso a paso?

Para quienes deciden poner en práctica el método Ferber, los pasos básicos suelen ser muy similares, con ligeras variaciones dependiendo de la familia y las recomendaciones del pediatra. Ferber recomienda empezar alrededor de los 4 y 6 meses de edad, aunque no da una fecha fija, pues cada bebé es único.

A continuación, se describe el proceso en sí:

Paso 1: Acostar al bebé con sueño, pero despierto

La primera premisa es no dormir al bebé en tus brazos o con el pecho para luego depositarlo ya dormido en la cuna. Es esencial que, cuando llegue el momento de la noche en que se acostumbra a acostarse, esté despierto aunque somnoliento, de modo que relacione el acto de quedarse dormido con su cuna y su propio proceso de relajación.

Paso 2: Despedirse y salir de la habitación

Se recomienda dar las buenas noches, con un tono de voz tranquilo y suave, y luego salir de la habitación. Es posible que el bebé comience a llorar. Aquí es donde entra en juego la parte clave del método: se establece un periodo de espera específico antes de volver para calmarlo.

Paso 3: Visitas de consuelo breves

Pasado ese primer intervalo de tiempo determinado (por ejemplo, 3 minutos la primera vez), se regresa a la habitación para tranquilizar al bebé. Aquí es fundamental:

  • No encender la luz.
  • No alargar el contacto demasiado (un minuto o dos es lo recomendado).
  • No levantarlo de la cuna a menos que sea necesario.
  • Hablar en voz baja, transmitir seguridad y calma.

Tras hacerlo, se sale de la habitación otra vez, aunque el bebé siga llorando. La clave es que se acostumbre a volver a dormirse en la cuna, no en brazos.

Paso 4: Intervalos progresivos

Se va aumentando el tiempo de espera en cada nueva salida: 3 minutos, luego 5, luego 10… y así sucesivamente. Esta secuencia de intervalos sigue una progresión cada noche. El objetivo es que, en cuestión de días, el bebé se acostumbre a recibir un consuelo muy corto que no “interrumpa” su aprendizaje de conciliar el sueño, y que, sin embargo, le garantice la presencia de sus padres para transmitirle seguridad.

Paso 5: Repetir hasta que se duerma

Se repite la rutina cuantas veces sea necesario hasta que el bebé finalmente se duerma solo mientras los padres están fuera de la habitación. Si, pasadas unas horas, el bebé se despierta en mitad de la noche, se retoma el mismo proceso desde el primer intervalo de la noche (o según la instrucción específica que se haya elegido).

Paso 6: Aumentar los intervalos noche tras noche

Cada noche, se va incrementando la duración de los intervalos. Por ejemplo, Ferber propone:

  • Noche 1: 3 minutos, luego 5 minutos, luego 10 minutos (y 10 minutos en los siguientes despertares).
  • Noche 2: 5 minutos, luego 10 minutos, luego 12 minutos.
  • Noche 3: se siguen aumentando los intervalos un poco más, y así sucesivamente.

Los intervalos exactos no son una fórmula mágica: cada familia puede adaptarlos a sus propias posibilidades. El punto es ser consistente y asegurarse de que existe un orden lógico y progresivo.

¿Cuándo se notan los resultados?

Según Ferber, en la mayoría de los casos, el bebé acaba durmiéndose solo tras 3 o 4 noches, o como mucho en una semana. Sin embargo, si después de varios días se observa un rechazo muy fuerte, puede ser mejor postergar el método y retomar algunas semanas después, cuando el bebé haya madurado más.

Consejos prácticos para llevar a cabo el método Ferber

Aprender a dormir es un proceso que exige paciencia, consistencia y un plan claro. A continuación, presentamos algunos consejos que ofrecen tanto padres que han aplicado el método con éxito, como los propios expertos:

Prepárate para el éxito

Un aspecto decisivo es la rutina: crear una secuencia de actividades que preceden el momento de ir a la cama (un baño relajante, la lectura de un libro, una canción de cuna) ayuda a que el bebé anticipe el momento de dormir. Asimismo, es ideal que los horarios —tanto de las siestas como del momento de acostarse— sean relativamente estables cada día. Esto refuerza los ritmos circadianos y facilita que el niño comprenda cuáles son los periodos destinados al descanso.

Diseña un plan sólido

Antes de comenzar, conviene que tanto tú como tu pareja —o las personas que convivan en casa— estén alineados respecto a cómo proceder. Asegúrense de que no haya interrupciones importantes en el plan (por ejemplo, una visita familiar a mitad de la semana o un viaje inminente). Tener un plan consensuado también ayuda a brindar apoyo mutuo en los momentos más difíciles, pues escuchar a un bebé llorando puede resultar muy estresante.

Sé constante una vez que empieces

Es muy importante que, si has tomado la decisión de iniciar este método, lo sigas al pie de la letra por un par de semanas antes de sacar conclusiones. Si a mitad de la noche, cuando el bebé llora, te rindes y lo acunas para que se duerma, podrías echar por tierra los avances logrados. La coherencia noche tras noche es un factor determinante para que el bebé entienda la nueva rutina.

Escoge la noche adecuada

Procura comenzar en un momento en que puedas tolerar la falta de sueño. Muchas familias eligen un viernes, de modo que tienen el fin de semana para recuperarse y no afectan tanto el rendimiento laboral o la atención de otros hijos.

Anticípate a las noches difíciles

Especialmente la primera semana, es probable que haya más llanto del habitual. Puedes optar por actividades que te distraigan durante los minutos de espera (escuchar música, leer o sentarte en otra parte de la casa). Hay padres que se turnan para que uno descanse mientras el otro afronta la parte más dura.

Adapta el método a tu familia

No todas las familias se sienten cómodas con los mismos intervalos o con la velocidad de progresión propuesta por Ferber. Puedes suavizar la técnica, alargando los plazos a dos semanas en lugar de una, o incrementando los intervalos en noches alternas, entre otras estrategias. Lo importante es recordar el objetivo final: ayudar a tu hijo a dormir mejor, y con ello, mejorar tu calidad de vida familiar.

Maneja las recaídas con calma

Incluso un niño que duerma perfectamente puede tener etapas de regresión si se enferma, si viajan o si hay cambios grandes en su rutina (por ejemplo, inicio de guardería, nuevas personas en casa, etc.). En estos casos, puede que sea necesario repetir el entrenamiento de sueño. La mayoría de los bebés que ya han adquirido la habilidad suele retomarla con más rapidez.

¿Funciona realmente el método de “dejar llorar”?

Para algunas familias, el resultado es muy positivo: tras unos días de llanto —normalmente menos de una semana— el bebé comienza a dormir toda la noche o, en caso de despertarse, vuelve a conciliar el sueño por sí mismo con poca o ninguna intervención de los padres. Estos padres describen haber pasado de largas noches en vela a un descanso ordenado.

Para otros, la experiencia puede ser más complicada. Si, tras aplicar el método de forma consistente, el llanto no disminuye y el bebé no está durmiendo más horas, quizá no sea el método adecuado. Algunos niños parecen ser más sensibles o necesitar más acompañamiento. La conclusión es que no existe un método infalible válido para todos los bebés. Incluso dentro de una misma familia, un hermano puede responder muy bien, mientras otro puede mostrar rechazo continuo.

Críticas y controversias: ¿por qué hay padres y expertos en contra?

No todos están de acuerdo con las teorías de “dejar llorar”. Algunos padres y especialistas en crianza se preocupan de que, al permitir que el bebé llore sin respuesta inmediata, se ponga en riesgo la confianza que el bebé deposita en sus cuidadores y, por tanto, se vea afectado su sentimiento de seguridad en el mundo.

Quienes esgrimen este argumento sostienen que, cuando un niño llora, está manifestando una necesidad emocional y que no responder a ella rápidamente podría derivar en un estrés innecesario para el bebé, afectando su apego. A esto, Ferber responde que un bebé que recibe amor, atención y cuidados durante todo el día puede tolerar cortos periodos de llanto por la noche, sin que esto comprometa su desarrollo emocional ni su relación de apego con los padres.

De hecho, Ferber plantea un ejemplo para ilustrar su punto: los padres no se sienten culpables cuando evitan que un niño pequeño juegue con un cuchillo aunque este llore en protesta, pues comprenden que es lo mejor para el niño aunque él no lo entienda. Desde su perspectiva, unos hábitos de sueño adecuados también son parte de ese “lo mejor para el niño”, y corresponde a los padres instaurar ese orden.

¿Qué otras opciones existen si no quiero “dejar llorar”?

La realidad es que no todos los padres se sienten a gusto oyendo llorar a su bebé aunque sea por periodos breves. También hay familias que, después de intentarlo, ven que el llanto no cesa y que el método no proporciona descanso a nadie. En estos casos, existen alternativas de entrenamiento del sueño que se basan en:

  1. Métodos sin llanto: Hay libros y expertos que proponen sistemas de enseñanza de sueño más graduales y con más contacto físico, donde se procura reducir o eliminar el llanto en la mayor medida posible. Un ejemplo es la denominada “técnica de retirada gradual”, en la que los padres se sientan junto a la cuna y van alejándose poco a poco con el paso de los días, ofreciendo una transición más suave.
  2. Colecho: Para algunas familias, practicar colecho (dormir en la misma cama o en una cuna adosada) es una opción que facilita la lactancia nocturna y minimiza las interrupciones. Esto, sin embargo, depende de la cultura familiar, de las condiciones de seguridad y de las recomendaciones médicas de cada país.
  3. Coaching del sueño personalizado: Existen consultoras o asesoras de sueño que trabajan de manera personalizada con cada familia, teniendo en cuenta el temperamento del bebé y el estilo de crianza de los padres. Este enfoque puede ser especialmente útil si ya se han probado varios métodos sin éxito y se necesita un acompañamiento profesional.

Al final, no hay una sola forma de enseñar a dormir a un bebé, y lo más importante es que madres, padres o cuidadores se sientan cómodos y seguros con la estrategia elegida. El objetivo es que el niño, a su propio ritmo, vaya adquiriendo el hábito de un sueño reparador y beneficioso para toda la familia.

Conclusiones

El método de “enseñar a dormir dejando llorar” se asocia ampliamente con la propuesta del Dr. Ferber y sugiere que, para algunos niños, llorar brevemente en intervalos controlados puede ser parte de un proceso de aprendizaje de sueño autónomo. La clave no es ignorar al bebé, sino intervenir de forma progresiva y con breves visitas de consuelo, de manera que el pequeño acabe aprendiendo que puede relajarse y volver a dormirse solo.

Sus defensores destacan los beneficios a largo plazo: mejores hábitos de sueño, niños y padres más descansados y la adquisición de una habilidad esencial para la vida. Quienes lo critican sostienen que, aunque sea breve, permitir el llanto sin respuesta inmediata conlleva un estrés innecesario para el bebé y puede afectar el apego.

Tal como ocurre con otras facetas de la crianza, lo que funciona para una familia puede no funcionar para otra. Hay multitud de métodos y posturas acerca de cómo abordar el sueño infantil. El método de “dejar llorar” (ya sea el de Ferber, Estivill u otros parecidos) es solo una de las muchas opciones disponibles.

Si estás considerando este método, es importante que:

  • Verifiques que tu bebé está listo desde el punto de vista físico y emocional (generalmente a partir de los 4-6 meses, aunque cada niño es distinto).
  • Establezcas una rutina de sueño consistente que incluya horarios estables y rituales previos a acostarse.
  • Mantengas la constancia y la coherencia en los intervalos de espera.
  • Te sientas cómoda con el proceso y tengas el apoyo de tu pareja u otras personas cercanas.
  • Estés pendiente de la respuesta de tu bebé y no dudes en posponer o adaptar el método si notas que tu hijo no reacciona bien o se estresa en exceso.

Por otra parte, si esta estrategia no te convence o si la has probado y no ha dado resultado, existen métodos sin llanto y enfoques más graduales que podrían adaptarse mejor a tu forma de criar y al temperamento de tu hijo. Independientemente del método elegido, el objetivo final es lograr que tanto el bebé como los padres duerman lo suficiente para asegurar un bienestar general y una convivencia armónica.

La etapa de aprendizaje de sueño puede ser un reto, pero también es un hito muy importante en el proceso de desarrollo del niño. Tomar decisiones informadas, basadas en orientación profesional y en la realidad de cada familia, es la mejor manera de encontrar el camino que conduzca al mejor descanso para todos.

Palabras finales

En suma, el método de “dejar llorar” engloba diversas técnicas que enfatizan la importancia de brindarle al bebé la oportunidad de dormirse por sí mismo, con la consciencia de que, inevitablemente, algunos bebés protestarán con llanto mientras aprenden. Esta experiencia puede resultar efectiva cuando se aplica de forma consistente y amorosa, pero no es la única vía para educar en el sueño.

Queda claro que no hay una solución universal. Cada familia, cada bebé, cada contexto son únicos, y el mejor método es aquel que se ajusta a sus necesidades, valores y circunstancias. Lo esencial es garantizar el bienestar físico y emocional del niño y de los padres. Y, sobre todo, tener presente que, en la gran mayoría de los casos, se trata de una etapa pasajera: con métodos de llanto o sin ellos, la mayoría de los niños acaban desarrollando hábitos de sueño saludables, tarde o temprano.

Si, al final, decides intentar el método Ferber u otro método similar, te recomendamos recordar estos puntos clave:

  • Constancia: no cambiar de estrategia a mitad de la noche.
  • Apoyo mutuo con tu pareja u otras personas que participen en el cuidado del bebé.
  • Flexibilidad: si notas que tu bebé no responde bien, es preferible posponer el método y retomarlo más adelante.
  • Rutina: los bebés aprenden mejor con horarios y secuencias predecibles.
  • Paciencia: la mayoría de los cambios en el comportamiento y el sueño infantil no suceden de la noche a la mañana.

Ten en cuenta que, aunque puede haber llanto en el camino, muchos padres aseguran que el resultado final (cuando el bebé finalmente logra dormirse solito) compensa esos momentos de dificultad, gracias al descanso y bienestar que se obtiene después. Sin embargo, si a pesar de implementar el método notas un gran sufrimiento y los resultados no llegan, no te rindas: existen más alternativas que podrían funcionar mejor para tu familia.

En última instancia, el mejor método para enseñar a dormir a tu bebé es el que te hace sentir en paz y en sintonía con sus necesidades y tu propia filosofía de crianza. Si el método de “dejar llorar” no encaja contigo, no pasa nada. Hay otras rutas para que tu hijo logre conciliar un sueño reparador, y lo que de verdad importa es que tu bebé y tú estén sanos y tranquilos en el día a día. ¡Recuerda siempre pedir ayuda o consejo a un profesional de la salud infantil si lo consideras necesario!

(Este artículo es solo informativo y no reemplaza la consulta o el diagnóstico de un profesional de la salud. Ante cualquier síntoma preocupante o duda persistente, contacta con el pediatra.)

¿Cómo se ha redactado este artículo? Este artículo ha sido elaborado utilizando recomendaciones de expertos y extrayendo información de fuentes médicas y gubernamentales confiables, incluyendo el NHS, la Clínica Mayo, el Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU., la Academia Americana de Pediatría y el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos. Es importante destacar que el contenido presentado en esta página no está destinado a sustituir la consulta médica profesional. Te aconsejamos que consultes a un profesional médico para recibir un diagnóstico y tratamiento adecuados.

Minenito
Minenitohttps://minenito.com
Bienvenidos a Minenito.com, el rincón favorito de los más pequeños para aprender y divertirse. En nuestra plataforma, ofrecemos una amplia variedad de juegos, cuentos, dibujos para colorear, y recursos educativos que promueven la creatividad y el conocimiento. Desde fascinantes leyendas hasta divertidos trabalenguas, cada actividad está diseñada para enriquecer la infancia mientras juegan y aprenden. ¡Sumérgete en nuestro mundo y acompaña a tus hijos en un viaje de descubrimiento y alegría! Nuestra misión es clara: proporcionar a padres y educadores las herramientas necesarias para fomentar un ambiente saludable y estimulante para los niños. Desde explorar las tendencias más innovadoras en educación, nuestro contenido está diseñado para ser accesible, de valor, confiable y, sobre todo, útil.

ARTÍCULOS RELACIONADOS

CATEGORÍAS

COMENTARIOS

error: Contenido protegido por DMCA