Introducción: el frenillo lingual corto y su relevancia
El frenillo lingual es la pequeña membrana o tira de tejido que se encuentra bajo la lengua, conectándola con el piso de la boca. Cuando se habla de “frenillo lingual corto”, también denominado anquiloglosia, nos referimos a una condición en la cual el frenillo es tan corto o está tan tenso que limita la movilidad de la lengua. Puede parecer un problema menor, pero en el caso de los recién nacidos y los bebés, esta limitación puede interferir en funciones esenciales como la lactancia, la deglución de alimentos sólidos más adelante e incluso el desarrollo del habla.
A raíz de esta importancia, muchos padres se preguntan: “¿Es necesaria la cirugía para corregir el frenillo lingual corto? ¿Y cómo se maneja la anestesia en un bebé tan pequeño?” Estas preguntas son totalmente normales y deben ser resueltas por expertos en pediatría, otorrinolaringología o un especialista en cirugía pediátrica. En este artículo profundizaremos en todos los aspectos relacionados con la intervención para cortar el frenillo lingual, subrayando la necesidad de utilizar anestesia para evitar que el bebé experimente dolor y estrés.
¿Por qué existe la duda sobre la anestesia?
Algunos padres, o incluso profesionales de la salud con prácticas más tradicionales, podrían pensar que, debido a la rapidez y sencillez de la intervención, no es necesario administrar anestesia a un bebé para cortar el frenillo lingual. Sin embargo, la boca es una de las zonas más sensibles del cuerpo humano. Un bebé, al igual que cualquier persona, siente dolor y reacciona al malestar. Por lo tanto, si existe la posibilidad de reducir o anular el dolor mediante anestesia, se considera una práctica fundamental en la medicina moderna.
Aunque el procedimiento sea rápido —muchas veces no dura más de unos segundos o minutos—, exponer al bebé a un dolor innecesario puede generar llanto intenso, incomodidad y, en casos puntuales, podría desencadenar una asociación negativa con la alimentación o con la exploración bucal. Por ello, cada vez más pediatras y cirujanos recomiendan emplear algún tipo de anestésico, al menos tópico, para minimizar o suprimir el dolor durante el corte del frenillo.
¿Qué implica la operación del frenillo lingual corto?
La cirugía para corregir un frenillo lingual corto, conocida a menudo como frenotomía o frenectomía, consiste en un pequeño corte en el tejido que limita la movilidad de la lengua. Se puede realizar con tijeras estériles o con láser, dependiendo de la experiencia y el equipo del especialista. El objetivo principal es liberar la lengua para que el bebé pueda moverla con más libertad.
En recién nacidos, la intervención puede ser particularmente relevante cuando el frenillo tan corto impide un agarre adecuado durante la lactancia. Sin una succión eficiente, el bebé podría frustrarse, no alimentarse correctamente o incluso tener dificultades para ganar peso. Por ello, en muchos casos, el pediatra o el especialista en lactancia materna sugieren la intervención de forma temprana, a fin de garantizar una buena alimentación desde los primeros días de vida.
La importancia de la anestesia en bebés
La anestesia, ya sea tópica o leve sedación, no solo busca evitar el dolor, sino también la angustia que experimenta el bebé. Aunque algunos procedimientos pueden parecer breves e inofensivos, para un bebé todo puede ser intimidante y doloroso si no se toman las precauciones adecuadas. La boca, en particular, está repleta de terminaciones nerviosas; un corte en esa zona produce dolor inmediato.
Contar con anestesia tópica (un gel o spray que se aplica directamente en la zona a intervenir) puede hacer que la sensación de corte sea prácticamente imperceptible. Por otra parte, si el especialista lo considera necesario, también existen sedantes suaves que garantizan que el bebé permanezca tranquilo y sin dolor. Esto puede facilitar el trabajo del médico y disminuir el nivel de estrés de los padres y del niño.
Alternativas de anestesia y sedación
Existen diversas opciones para anestesiar o sedar a un bebé durante una frenotomía:
- Anestesia tópica: Se aplica un gel o crema anestésica en la superficie del frenillo. Su acción es rápida y bloquea los receptores del dolor locales.
- Sedación leve: En procedimientos que pudieran ser más invasivos o que requieran un poquito más de tiempo, se puede administrar un sedante oral o incluso intravenoso, dependiendo de la recomendación del pediatra o del anestesiólogo.
- Anestesia local inyectable: En casos muy concretos, se podría infiltrar la zona con una pequeña cantidad de anestésico local, aunque esta opción es menos frecuente en bebés tan pequeños.
- Anestesia general: Suele reservarse para casos especiales o cuando se va a realizar otro procedimiento quirúrgico simultáneamente que requiera mayor duración y seguridad, ya que la anestesia general conlleva un monitoreo más complejo del bebé.
La elección de la técnica anestésica depende de la experiencia del equipo médico, las condiciones de salud del bebé y la urgencia de la intervención. Pero, en la gran mayoría de los casos, la anestesia tópica y, si se precisa, una leve sedación, suelen ser suficientes.
Cortar el frenillo de inmediato para facilitar la lactancia
Algunos recién nacidos que tienen el frenillo lingual muy corto enfrentan dificultades para mamar al no poder colocar la lengua por encima de la encía. En esos casos, el pediatra y el especialista en lactancia pueden considerar necesario cortar el frenillo de forma inmediata. La lactancia exitosa es primordial para el desarrollo y la nutrición del bebé, y cualquier obstáculo en esta etapa debe abordarse con prontitud.
Dejar pasar más tiempo sin resolver este problema puede traer consecuencias como una mala ganancia de peso, problemas de agarre al pecho o incluso grietas y dolor en los pezones de la madre, debido a que el bebé no succiona correctamente. Por lo tanto, si el frenillo corto está dificultando la lactancia, muchos profesionales coinciden en que la intervención rápida, junto con un método de anestesia adecuado, es la mejor opción.
Problemas con alimentos sólidos en el segundo año de vida
Otro escenario donde el frenillo lingual corto puede causar problemas es alrededor de los 12 a 18 meses, cuando los niños comienzan a incorporar alimentos sólidos que requieren masticación y movimientos rotatorios de la lengua. Para una deglución eficiente, la lengua debe poder elevarse y llevar los alimentos hacia el paladar, de forma que no se acumulen trocitos entre las encías o en los espacios de la cavidad bucal.
Si el frenillo está demasiado tirante, la lengua no consigue ejecutarlo correctamente, generando posibles atragantamientos o dificultad para ingerir ciertos alimentos de consistencia más firme. En este punto, intervenir podría evitar complicaciones nutricionales y la frustración del niño al comer.
El impacto en el desarrollo del habla
Hacia los tres años de edad, muchos niños comienzan a perfeccionar la articulación de palabras y sonidos más complejos. En este proceso, la lengua juega un papel esencial, pues se mueve libremente dentro de la boca para crear sonidos que requieren elevación o desplazamiento sobre los dientes y las encías.
En casos de frenillo lingual corto, algunos sonidos (particularmente los que demandan un contacto preciso entre la lengua y el paladar, como la “r” o la “l”) pueden quedar afectados. El niño podría tener dificultades para pronunciar de manera clara o incluso desarrollar un patrón de habla incorrecto que podría requerir, más adelante, terapia de lenguaje prolongada. Por ello, si el frenillo corto interfiere en la correcta articulación de palabras, el pediatra o un logopeda pueden sugerir la cirugía para permitir la movilidad necesaria de la lengua.
¿Se puede esperar a que el frenillo se estire con el tiempo?
La duda de muchos padres es si vale la pena o no esperar un tiempo para ver si el frenillo se “estira” de forma natural a medida que el niño crece. En algunos casos, efectivamente, el frenillo puede flexibilizarse con el crecimiento y el uso continuado de la lengua. Sin embargo, no hay forma de asegurar en qué medida sucederá esto ni en qué plazo, por lo que se corre el riesgo de que el niño experimente problemas de alimentación y habla en etapas clave de su desarrollo.
Para no someter al bebé a una cirugía potencialmente innecesaria, la recomendación más sensata es hacer un seguimiento cercano con el pediatra y, de ser preciso, con un especialista en fonoaudiología o logopedia. Si se detecta que el frenillo corto está perjudicando la alimentación o la adquisición del lenguaje, se puede programar la intervención con la técnica anestésica más adecuada.
El procedimiento en la práctica: breve y relativamente sencillo
La frenotomía en bebés es, por lo general, un procedimiento breve que no suele requerir hospitalización prolongada. Con anestesia tópica y el equipamiento adecuado, el especialista hace un pequeño corte en el frenillo, liberando la lengua casi al instante. El sangrado suele ser mínimo y, en muchos casos, el bebé puede retomar la alimentación a las pocas horas (incluso inmediatamente) tras la intervención.
La rapidez de la cirugía no significa que deba subestimarse su importancia. Es fundamental que un profesional capacitado valore la salud general del bebé, su situación particular y los riesgos y beneficios de la intervención. En todo caso, el uso de anestesia o sedación apropiada asegurará que el bebé no sufra dolor y que la experiencia sea lo menos traumática posible.
Consultas con el pediatra y el enfoque multidisciplinario
La decisión de operar o no el frenillo lingual corto no debe tomarse a la ligera. Siempre es recomendable contar con la opinión de un pediatra de confianza que conozca la historia clínica del bebé y pueda orientar a los padres. Del mismo modo, un equipo multidisciplinario (que incluya a veces un otorrinolaringólogo, un especialista en lactancia o un logopeda) puede aportar más puntos de vista para definir el momento idóneo y las técnicas más adecuadas.
Cada bebé es único. Algunos necesitan esta intervención en los primeros días de vida por dificultades severas de lactancia, mientras que otros podrían requerirla solo más adelante, si se detectan problemas en la alimentación sólida o en el habla. Lo importante es identificar y atender cada caso de manera individualizada y con profesionales que garanticen la seguridad y el bienestar del niño.
Conclusión: el uso de anestesia, un acto de respeto y cuidado
La pregunta de si se puede o se debe operar a un bebé del frenillo lingual corto sin anestesia tiene una respuesta clara desde el punto de vista del cuidado y el respeto al paciente: lo ideal es emplear anestesia, al menos tópica, para evitar que el bebé sufra dolor. Aunque algunos procedimientos tradicionales puedan indicar que el corte se puede hacer en segundos y “sin molestar demasiado”, la realidad es que el bebé sí siente dolor, y es nuestra responsabilidad como adultos y profesionales minimizarlo siempre que sea posible.
Más allá de la rapidez o sencillez de la intervención, la salud y el bienestar integral del bebé están en juego. La lactancia sin obstáculos, la alimentación adecuada a medida que crece y el correcto desarrollo del habla son aspectos esenciales para su calidad de vida. Si sospechas que tu hijo podría tener el frenillo lingual corto, no dudes en plantear todas tus inquietudes a tu pediatra. Un diagnóstico acertado y un plan de acción bien diseñado, que incluya el uso de anestesia para evitar dolor, son pasos fundamentales para que tu bebé crezca feliz, sano y con todas las oportunidades de comunicarse y alimentarse sin limitaciones.
(Este artículo es solo informativo y no reemplaza la consulta o el diagnóstico de un profesional de la salud. Ante cualquier síntoma preocupante o duda persistente, contacta con el pediatra.)
¿Cómo se ha redactado este artículo? Este artículo ha sido elaborado utilizando recomendaciones de expertos y extrayendo información de fuentes médicas y gubernamentales confiables, incluyendo el NHS, la Clínica Mayo, el Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU., la Academia Americana de Pediatría y el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos. Es importante destacar que el contenido presentado en esta página no está destinado a sustituir la consulta médica profesional. Te aconsejamos que consultes a un profesional médico para recibir un diagnóstico y tratamiento adecuados.