Fiebre en bebés y recién nacidos: Guía completa para identificar causas, síntomas y cuidados
¿Tu bebé tiene fiebre? Es una situación que puede generarte preocupación e incluso miedo, sobre todo si eres madre o padre primerizo. Sin embargo, es importante entender que la fiebre no es una enfermedad en sí misma, sino un síntoma de que el cuerpo está luchando contra alguna infección u otra afección subyacente. En este artículo, encontrarás toda la información que necesitas para identificar las causas, conocer cuándo debes preocuparte y descubrir cómo puedes cuidar de tu pequeño en casa. Además, veremos en qué momento es imprescindible consultar al pediatra y cuáles son los mejores métodos para tomar la temperatura de tu bebé.
Te presentamos una guía de referencia completa, clara y detallada, que te ayudará a sentirte más seguro/a cuando tu hijo presente fiebre. La información que vas a leer ha sido recopilada para resolver las principales dudas relacionadas con la fiebre en bebés y recién nacidos. ¡Empezamos!
¿Qué es la fiebre y por qué aparece?
La fiebre es un incremento temporal de la temperatura corporal que suele producirse como respuesta natural del cuerpo ante la presencia de agentes infecciosos (bacterias, virus u otros microorganismos). Dicho de forma sencilla: cuando un bebé (o un adulto) tiene fiebre, su organismo está poniendo en marcha mecanismos de defensa para combatir una infección u otra causa subyacente.
- No es una enfermedad en sí: Es fundamental entender que la fiebre no es el problema principal, sino un síntoma de que algo ocurre en el organismo.
- Estimula los glóbulos blancos: Al subir la temperatura, el cuerpo pone en estado de alerta a las defensas, optimizando su capacidad para combatir microorganismos dañinos.
- Se acompaña de otros síntomas: A menudo, la fiebre llega junto con otros signos clínicos (irritabilidad, sueño excesivo, sarpullidos, malestar general, etc.).
En el caso de los bebés y recién nacidos, es de vital importancia vigilar la fiebre y sus manifestaciones, ya que su sistema inmunitario aún se está desarrollando. A lo largo de este artículo, te mostraremos los distintos rangos de temperatura que se consideran normales, cuándo hablamos realmente de fiebre y cómo debes actuar.
Temperatura corporal normal y valores de fiebre en bebés
La temperatura corporal varía de manera natural a lo largo del día, y hay diferencias según la edad, el nivel de actividad y la hora. Veamos cuáles son los rangos de temperatura normales en bebés y niños:
- Fluctuaciones diarias: La temperatura suele ser más alta a última hora de la tarde y durante las primeras horas de la noche, mientras que tiende a ser más baja alrededor de la medianoche o al comenzar el día.
- Temperaturas más altas en bebés: Los bebés y niños pequeños (especialmente los recién nacidos) normalmente tienen una temperatura corporal algo más alta que los niños mayores o los adultos. Además, puede variar hasta 1 °C a lo largo del día.
- Rango de fiebre:
- Si mides la temperatura en el recto, en el oído o en la frente con un termómetro de arteria temporal, se considera fiebre a partir de 38 °C.
- Si la medición es en la axila, se considera fiebre cuando la temperatura alcanza o supera los 37,2 °C (aunque esta forma de medición es menos precisa).
¿Por qué la lectura rectal se considera la más confiable?
Especialmente en bebés menores de 3 meses, la lectura de la temperatura vía rectal es la que brinda mayor exactitud. Esto sucede porque la temperatura del recto refleja más fielmente la temperatura interna del cuerpo. Mientras que las mediciones en la frente o en la axila pueden verse afectadas por factores ambientales o la ropa, la rectal tiene menor margen de error.
Resumen clave:
- En bebés y niños pequeños, 38 °C o más (medidos en el recto, oído o frente) se considera fiebre.
- La medición en la axila tiende a arrojar valores ligeramente menores, y se habla de fiebre desde los 37,2 °C.
- La medición más precisa para recién nacidos y menores de 3 meses es la rectal (o a través de un termómetro de arteria temporal en la frente).
Causas comunes de la fiebre en bebés
La fiebre en bebés puede desencadenarse por multitud de factores, siendo las infecciones las más habituales. Veamos las principales causas que pueden llevar a un bebé a tener fiebre:
- Otitis: Las infecciones de oído son frecuentes en los primeros años de vida. Un bebé con otitis puede mostrar irritabilidad, llevarse la mano constantemente a la oreja o llorar al presionar esta zona.
- Resfriado común: Los catarros o resfriados son producidos por virus, y se presentan con estornudos, congestión nasal y, en ocasiones, fiebre moderada.
- Infección del tracto urinario: Suele ser menos evidente porque el bebé no puede expresar que siente dolor al orinar. Puede manifestarse con fiebre persistente sin otros síntomas claros.
- Infección de garganta o sinusitis: Un bebé muy pequeño aún no puede señalar su garganta, pero la irritabilidad, dificultad para tragar o un llanto inusual durante la alimentación pueden ser signos de infección.
- Infección intestinal: Generalmente cursa con diarrea y dolor abdominal. La fiebre también se presenta de forma frecuente.
- Virus respiratorio sincitial (VRS): Es una causa común de infecciones respiratorias en los bebés, sobre todo en épocas más frías.
- Crup: Caracterizado por una tos perruna o tos “de perro”, y a menudo viene acompañado de dificultad para respirar y fiebre.
- Gripe: Al igual que en adultos, la gripe en bebés puede provocar fiebre alta, dolores musculares (difíciles de detectar en un bebé), congestión y decaimiento.
- Neumonía: Una infección en los pulmones que puede ser bacteriana o viral. La fiebre alta y la tos persistente son síntomas a los que debes prestar atención.
- Sepsis: Infección de la sangre que exige atención médica inmediata, ya que puede avanzar rápidamente.
- Meningitis: Infección que afecta el cerebro y la médula espinal. Es sumamente grave y requiere atención urgente.
Otras causas de fiebre en bebés
- Dentición: Aunque puede provocar un ligero aumento de la temperatura, rara vez provoca una fiebre verdadera (es decir, superior a 38 °C).
- Vacunas: Es bastante común que las vacunas generen un leve incremento de la temperatura corporal. Normalmente, se resuelve en 24-48 horas.
- Golpes de calor: Situación seria pero poco común. Ocurre cuando la temperatura ambiente es muy elevada, y el bebé está expuesto al sol o en un automóvil cerrado. Nunca dejes a un bebé solo dentro de un vehículo, ni siquiera unos minutos.
Resumen clave:
La mayoría de las veces, la fiebre en bebés se relaciona con alguna infección, ya sea viral o bacteriana. También hay factores como la dentición o las vacunas que pueden aumentar la temperatura, si bien suelen generar febrículas (temperatura ligeramente elevada) en lugar de fiebre alta.
Síntomas de fiebre en bebés: ¿cómo reconocerlos?
En ocasiones, puede resultar complicado saber si tu bebé tiene fiebre. A veces, simplemente notamos que está más caliente al tocarlo o que su comportamiento es distinto. Ante la duda, lo mejor es tomar la temperatura de forma precisa.
Indicadores de fiebre
- Cambio en el comportamiento: Un bebé con fiebre puede mostrarse más irritable, llorar con más frecuencia y rechazar el contacto o, por el contrario, demandarlo excesivamente.
- Reducción del nivel de actividad: Es posible que notes a tu peque más apagado, con menos ganas de jugar, moverse o interactuar.
- Somnolencia: Si tu bebé duerme más horas de lo habitual o se queda dormido en momentos inusuales, podría estar cursando un proceso febril.
- Piel enrojecida y caliente: El enrojecimiento o mayor calor al tacto en la frente, mejillas o vientre es una señal bastante común.
- Sudoración excesiva: Puede sudar incluso estando con ropa ligera o en una habitación fresca.
- Mayor sed: Pide pecho, biberón o agua con más frecuencia de lo normal (esto también sucede porque su cuerpo está perdiendo fluidos en el proceso de regular la temperatura).
Síntomas asociados de enfermedad
Además de la fiebre, algunos signos pueden indicar que tu bebé sufre una infección:
- Dolor de oído: Cuando el bebé se lleva constantemente la mano al oído o llora al presionar levemente esta zona.
- Dolor de garganta: Se observa cuando tu hijo rechaza tragar líquidos o sólidos, se queja o llora al intentar comer.
- Sarpullidos: Manchas rojas o granitos en la piel que pueden indicar infecciones víricas o reacciones alérgicas.
- Dolor abdominal: En bebés muy pequeños es difícil de diagnosticar, pero se manifiesta en llantos intensos, quejas al tacto o gestos de encogimiento de piernas.
Consejo: Tu mejor referencia siempre será el comportamiento general de tu bebé. Si notas que está muy decaído, con llanto persistente o extremadamente irritable, no dudes en verificar su temperatura y consultar con un profesional de la salud.
Cómo tomar la temperatura a los bebés: métodos y recomendaciones
Existen diversos métodos para medir la temperatura de tu bebé, pero no todos ofrecen la misma precisión. Además, dependiendo de la edad del pequeño, se recomiendan unas técnicas u otras. A continuación, revisamos los métodos más utilizados:
Termómetro electrónico digital
Hoy en día, el termómetro digital es la herramienta más común y fiable para tomar la temperatura de un bebé. Existen varios tipos:
- Rectal: Ideal para recién nacidos y bebés menores de 3 meses.
- Oral: Conveniente para niños mayores de 4 años (antes no suelen colaborar bien manteniendo el termómetro en la boca).
- Axilar: Menos preciso, pero útil como alternativa rápida en niños más grandecitos o para una primera aproximación.
Para los bebés de 0 a 3 meses, se aconseja la medición rectal o, en su defecto, con un termómetro de arteria temporal en la frente. No dejes al bebé desatendido mientras realizas la medición.
Termómetro de arteria temporal
Este tipo de dispositivo usa infrarrojos para medir la temperatura que emite la arteria temporal (ubicada en la frente). Es rápido y no invasivo, lo que facilita su uso en bebés y niños que no colaboran. Sin embargo, cualquier interferencia (sudor, exposición al sol, etc.) puede alterar los resultados, por lo que es importante seguir cuidadosamente las instrucciones del fabricante.
Termómetro de oído (infrarrojo)
Se recomienda para niños a partir de 6 meses, pues el canal auditivo de los más pequeños es muy estrecho y puede que no se obtenga una medición fiable. Además, un exceso de cerumen o una posición incorrecta del termómetro pueden alterar la precisión.
Métodos no recomendados
- Termómetros de mercurio: Están en desuso por su toxicidad en caso de rotura.
- Termómetros de chupete: No suelen ser precisos, ya que la temperatura varía según la posición del chupete y la cooperación del bebé.
- Tiras reactivas para la frente: No ofrecen datos confiables, ya que la temperatura de la piel difiere de la interna y depende de la temperatura ambiente.
Consejo importante: Utiliza un termómetro para lecturas rectales y otro para lecturas orales (si tu bebé es mayor). No mezcles los dispositivos para evitar contaminación.
¿Qué hacer si mi bebé tiene fiebre? Consejos para bajarla
Cuando tu bebé presenta fiebre, es normal que te preocupes. Sin embargo, lo primero es mantener la calma y analizar la situación. No siempre la fiebre requiere bajar de inmediato la temperatura con medicamentos; a veces, solo con medidas físicas y cuidados adecuados es suficiente. A continuación, algunos consejos:
- Evita sobreabrigarlo
Es común pensar que un bebé con escalofríos necesita más mantas o ropa gruesa. Esto puede hacerle retener demasiado calor y aumentar la fiebre. Viste a tu pequeño con ropa ligera y cómoda para facilitar la disipación del calor. - Mantén un ambiente fresco
Colocar un ventilador a baja potencia o asegurarte de que la habitación esté bien ventilada ayuda a bajar la temperatura corporal. No expongas al bebé a corrientes de aire directas, pero sí busca un entorno agradable, sin excesivo calor. - Ofrece líquidos con frecuencia
La deshidratación es uno de los mayores riesgos de la fiebre, especialmente en recién nacidos. Continúa con la lactancia materna o la leche de fórmula según corresponda, y si el bebé tiene más de 6 meses, puedes ofrecer pequeños sorbos de agua o solución de rehidratación oral recomendada por el pediatra. - Fomenta el descanso
Cuando un bebé tiene fiebre, el cuerpo demanda más energía para combatir la infección. Trata de que descanse lo máximo posible, evita estímulos excesivos y busca un lugar tranquilo. - Medicamentos antipiréticos
Solo bajo indicación pediátrica, puedes usar paracetamol (acetaminofén) o ibuprofeno, atendiendo a la edad y el peso del bebé. Jamás administres aspirina, pues en niños puede desencadenar una enfermedad grave llamada síndrome de Reye.
Cómo actuar cuando la fiebre es contagiosa
Si la fiebre se debe a enfermedades contagiosas como la gripe o la varicela, lo mejor es aislar al bebé de personas con riesgo (niños muy pequeños, adultos mayores o personas con el sistema inmunitario débil). Evita visitas innecesarias y lávate frecuentemente las manos para reducir la propagación de gérmenes.
Medicamentos que reducen la fiebre: dosis y precauciones
¿Cuándo administrar medicamentos?
La fiebre en sí misma no es el enemigo; es la señal de que el cuerpo lucha contra una infección. Muchas veces, si la fiebre no es muy alta (por debajo de 38,5 °C) y el bebé se encuentra relativamente bien, no hace falta medicarlo de inmediato. Sin embargo, si el bebé está muy incómodo, llora con insistencia o no logra conciliar el sueño debido a la fiebre, el pediatra puede indicar antipiréticos.
Paracetamol (acetaminofén)
- Edad mínima: Puede administrarse en bebés mayores de 3 meses, siguiendo las pautas de tu pediatra.
- Dosificación: Se basa en el peso y la edad del niño. Utiliza la jeringa o vasito dosificador que viene con el medicamento para asegurar precisión.
- Efectos secundarios: Son raros, pero un uso excesivo puede dañar el hígado. Asegúrate de no superar la dosis recomendada.
Ibuprofeno
- Edad mínima: Normalmente se recomienda a partir de los 6 meses.
- Dosificación: Depende del peso del bebé. Al igual que con el paracetamol, la dosis debe ser exacta según las indicaciones del pediatra.
- Precauciones: Debes evitar este medicamento si el bebé padece problemas de riñón, si está deshidratado o si el médico así lo contraindica.
Importante: No mezclar medicamentos por iniciativa propia. Si en algún momento combinas paracetamol e ibuprofeno, debe ser bajo supervisión médica y siguiendo un calendario estricto de dosis y horarios.
¿Cuándo debo llamar al médico?
Aunque en muchos casos la fiebre se resuelve con cuidados básicos en casa, existen situaciones donde es fundamental buscar ayuda médica de inmediato. Como orientación general, debes contactar al pediatra si:
- Bebé de 0 a 2 meses
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- Tiene una temperatura de 38 °C o más (rectal, frontal o en el oído). Llama de inmediato al médico, pues los recién nacidos son muy vulnerables.
- Bebé de 3 a 6 meses
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- Presenta una temperatura de 38,3 °C o superior.
- Bebé mayor de 6 meses
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- Registra una temperatura de 39,4 °C o más.
Adicionalmente, informa siempre al pediatra si la fiebre dura más de 24 horas o si aprecias otros síntomas preocupantes:
- Vómitos intensos o persistentes.
- Diarrea severa.
- Llanto inconsolable o irritabilidad extrema.
- Falta de respuesta, letargo o somnolencia excesiva.
- Decoloración de la piel: labios, lengua o uñas de color azul.
- Punto blando (fontanela) abultado o hundido en la cabeza.
- Rigidez en el cuello.
- Flacidez en brazos y piernas.
- Dificultad para respirar o respiración muy rápida.
- Babeo excesivo sin causa aparente.
- Convulsiones.
Si la fiebre se acompaña de alguno de estos signos de alarma, acude a urgencias o llama al 112 (o número de emergencias de tu país) de forma inmediata.
Convulsiones febriles: qué son y cómo actuar
Las convulsiones febriles son uno de los escenarios más angustiantes para los padres, aunque en la mayoría de los casos resultan inofensivas y de corta duración. Se producen en algunos niños de entre 6 meses y 5 años cuando la temperatura sube de forma rápida. Se estima que un porcentaje relativamente pequeño de niños experimenta convulsiones febriles, pero es importante saber reconocerlas y actuar correctamente.
Síntomas de convulsiones febriles
- El niño adopta una postura rígida, se contrae y sus ojos se ponen en blanco.
- Falta de respuesta o desmayo.
- Posible vómito o pérdida de control de esfínteres durante la convulsión.
- Cambios en la coloración de la piel (más oscura o azulada).
Qué hacer si tu bebé sufre una convulsión febril
- Mantén la calma y colócalo en un lugar seguro: Ponlo tumbado en la cama o el suelo, lejos de objetos que puedan lastimarlo.
- Gíralo de lado: Así evitas que se ahogue con saliva o vómito.
- Afloja la ropa: Desabrocha botones o quita cualquier prenda ajustada que dificulte la respiración.
- Observa la respiración: Si notas que el bebé se pone muy azul o tiene dificultades para respirar, llama al 112 de inmediato.
- Controla la duración: Si la convulsión dura más de 15 minutos, ve a urgencias inmediatamente.
Lo que NO debes hacer
- No pongas nada en su boca: Existe el mito de que podría tragarse la lengua, pero es peligroso intentar sujetarla o introducir objetos.
- No lo sujetes con fuerza: Podrías hacerle daño sin darte cuenta.
- No lo bañes en agua fría: Podrías causarle un choque térmico.
- No administres medicamentos para bajar la fiebre en pleno episodio: Espera a que la convulsión termine y consulta con el médico.
Tras un episodio de convulsión febril, lo ideal es llevar al bebé al pediatra para una evaluación, aunque el episodio haya sido breve.
Preguntas frecuentes sobre la fiebre en bebés
¿Cuál es la temperatura que se considera fiebre alta en recién nacidos?
En bebés menores de 2 meses, una temperatura de 38 °C o más se considera muy alta. Debes contactar al médico inmediatamente para una evaluación.
¿Cómo bajar la fiebre a un bebé?
- Mantén la habitación fresca y bien ventilada.
- Viste al bebé con ropa ligera.
- Ofrece líquidos con frecuencia (lactancia materna, fórmula o agua, según la edad).
- Administra medicamentos antipiréticos solo bajo indicación médica.
¿Cuánto tiempo puede durar la fiebre en un bebé antes de preocuparme?
Depende de la causa y la edad, pero en general, si la fiebre se prolonga más de 24 horas sin mejoría y va acompañada de otros síntomas (vómitos, diarrea, llanto persistente, etc.), se recomienda consultar al pediatra.
¿Se puede vacunar a un bebé con fiebre?
Lo ideal es retrasar la vacunación si el bebé tiene fiebre moderada o alta. Consulta al pediatra para determinar cuándo es el mejor momento para administrar las vacunas, ya que cada caso es particular.
¿Puede la dentición causar fiebre alta?
La dentición puede provocar irritabilidad y un ligero aumento de la temperatura (febrícula), pero no fiebre alta. Si tu bebé presenta más de 38 °C, es probable que exista otra causa subyacente.
Consejos adicionales para prevenir infecciones y episodios de fiebre
Aunque no siempre es posible evitar que un bebé se enferme, hay ciertas medidas que puedes tomar para reducir el riesgo de infecciones y, por ende, de fiebre:
- Lavado de manos frecuente: Antes de tomar al bebé, de alimentar o de cambiar pañales. Enséñales a los hermanos mayores la importancia de este hábito.
- Limpieza de superficies y objetos: Juguetes, chupetes y biberones deben lavarse o esterilizarse regularmente.
- Evitar el contacto con personas enfermas: Si alguien en casa tiene gripe o resfriado, es preferible que mantenga cierta distancia y use mascarilla si es necesario.
- Buena hidratación: Un bebé bien hidratado tendrá defensas más fuertes.
- Lactancia materna: Siempre que sea posible, ya que proporciona anticuerpos y refuerza el sistema inmunológico.
- Vacunación al día: Cumplir con el calendario de vacunaciones protege a tu bebé frente a enfermedades graves.
Conclusiones
La fiebre en bebés y recién nacidos es una señal de alerta que no debemos pasar por alto, pero tampoco debe generar pánico inmediato. Recuerda:
- La fiebre es un síntoma, no una enfermedad en sí.
- Determinar si es fiebre o no depende del método de medición y la edad del bebé.
- La medición rectal (o con un termómetro de arteria temporal) es la más precisa en recién nacidos y menores de 3 meses.
- Una temperatura de 38 °C o más (medición rectal) en un bebé menor de 2 meses es motivo de consulta médica inmediata.
- Los cuidados en casa (ropa ligera, ambiente fresco, hidratación y descanso) suelen ser suficientes en muchos casos.
- Los medicamentos antipiréticos (paracetamol o ibuprofeno) se administran solo bajo recomendación pediátrica, siguiendo con rigor la dosis.
- Debes consultar al médico si aparecen síntomas preocupantes (vómitos, diarrea, convulsiones, dificultad respiratoria, etc.) o si la fiebre dura más de 24 horas.
- Las convulsiones febriles, aunque asusten, suelen ser inofensivas; no obstante, requieren vigilancia y consulta al pediatra.
Con el paso del tiempo, irás aprendiendo a reconocer el comportamiento de tu bebé y a diferenciar situaciones leves de aquellas que requieren ayuda especializada. Lo más importante es mantener la calma, estar informado/a y seguir las indicaciones del pediatra. Ante cualquier duda, es preferible llamar al médico para obtener orientación profesional.
Tu bebé se sentirá mejor pronto con los cuidados adecuados. Confía en tu instinto, no temas preguntar todo lo que necesites y, sobre todo, mantén un registro de las temperaturas y síntomas que observes. Esto ayudará al pediatra a diagnosticar la causa subyacente de la fiebre y a recomendar el tratamiento más apropiado.
Último mensaje de tranquilidad
La fiebre en bebés es un proceso normal en su desarrollo, puesto que sus pequeños cuerpos se enfrentan a numerosos microorganismos conforme exploran el mundo. Si bien es cierto que como madre o padre cuesta ver a tu pequeño enfermo, también es una oportunidad para fortalecer el vínculo de cuidado y la seguridad en ti mismo/a como su protector principal.
- Infórmate y prepárate: Conoce los rangos de temperatura, ten a mano el termómetro adecuado y asegúrate de contar con los medicamentos básicos recomendados por el pediatra.
- Observa el comportamiento de tu bebé: El instinto de los padres suele ser un indicador muy valioso. Si notas algo fuera de lo habitual, no dudes en actuar.
- Mantén la calma: La ansiedad y el estrés pueden transmitirse al bebé. Mostrar serenidad y cuidado amoroso ayudará a tu peque a sobrellevar el malestar.
- Sigue las pautas médicas: Cada bebé es único, y tu pediatra es quien mejor puede asesorarte en cada situación particular.
Con una atención oportuna y los cuidados adecuados, la mayoría de los episodios de fiebre en bebés se resuelven satisfactoriamente. Si bien es cierto que puede ser una experiencia angustiante, piensa que estás adquiriendo conocimientos valiosos para toda la familia. ¡En poco tiempo tu peque volverá a sonreír y tú tendrás más seguridad para enfrentar futuros desafíos de salud!
(Este artículo es solo informativo y no reemplaza la consulta o el diagnóstico de un profesional de la salud. Ante cualquier síntoma preocupante o duda persistente, contacta con el pediatra.)
¿Cómo se ha redactado este artículo? Este artículo ha sido elaborado utilizando recomendaciones de expertos y extrayendo información de fuentes médicas y gubernamentales confiables, incluyendo el NHS, la Clínica Mayo, el Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU., la Academia Americana de Pediatría y el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos. Es importante destacar que el contenido presentado en esta página no está destinado a sustituir la consulta médica profesional. Te aconsejamos que consultes a un profesional médico para recibir un diagnóstico y tratamiento adecuados.